21 marzo 20220

¿Por qué es fundamental mantener sana la mucosa vaginal?

¿Has oído hablar alguna vez de la sequedad vaginal o de la atrofia vulvovaginal? Estos fenómenos que afectan a nuestra mucosa vulvovaginal son frecuentes y desempeñan un papel muy importante en la salud y el confort sexual, pero también en los trastornos de la estática pélvica (prolapso, incontinencia urinaria) y sus síntomas. Y también afectan a la eficacia de los tratamientos, en particular del pesario.

¿Un pesario mal tolerado? ¿Se irrita o no se mantiene en su sitio a pesar de los repetidos intentos en la consulta? ¿Problemas para encontrar el pesario adecuado? La mayoría de las veces, estos problemas se resuelven simplemente restableciendo la troficidad de la mucosa.

Por eso nos ha parecido importante explicarte con más detalle de qué estamos hablando y por qué es vital cuidar la salud de tu mucosa vulvo-vaginal. Nuestro equipo quiere que conozcas mejor la fisiología de nuestra mucosa, para que puedas entender y abordar las soluciones a plantear, ya sean tratamientos puntuales o en profundidad.

 

 

Érase una vez, la mucosa vaginal

 

Nuestra vagina, una cavidad aparentemente sin complicaciones, es en realidad un ecosistema en sí mismo, cuya salud depende de un equilibrio bien establecido.

Revestida de una mucosa flexible y elástica que une la vulva al cuello del útero, está lubricada por las glándulas de Bartolino situadas en la entrada de la vagina, que producen una mucosa más un líquido acuoso producido por transudación, sobre todo durante la excitación sexual (es decir, el agua de la sangre atraviesa las membranas de la mucosa para lubricarla). Además de estas secreciones naturales, existe el moco cervical, producido por las células del cuello del útero, que varía en textura, abundancia y aspecto y desempeña un papel fundamental en la reproducción.

Todas estas secreciones vaginales proporcionan lubricación, evitan el sobrecalentamiento por fricción, controlan parcialmente la fertilidad y también permiten que la vagina se limpie a sí misma. Así, las células muertas, los agentes patógenos, el esperma, etc. son evacuados en nuestro “flujo”.

 

Residentes muy activos

Sin embargo, nuestras mucosas no actúan solas: el equilibrio de la vagina se basa en gran medida en la labor de un grupo de bacterias lácticas, los lactobacilos, que colonizan la vagina a partir de la adolescencia. Esta microbiota se conoce como flora de Döderlein.

La calidad y composición de esta flora varía de una mujer a otra. Nuestra microbiota vaginal se encarga de mantener un pH ácido (entre 4 y 4,5), convirtiendo el glucógeno secretado por las células vaginales en ácido láctico. El mantenimiento de este pH protege la vagina de las infecciones bacterianas y micóticas, así como de diversos agentes patógenos que pueden causar los síntomas de sequedad antes mencionados.

 

El papel central de las hormonas

Por último, el conductor de esta actividad vaginal, el que todos estabais esperando: el equilibrio hormonal.

Durante la adolescencia, cuando los ovarios empiezan a producir estrógenos, las células vaginales proliferan, formando una mucosa más espesa. Esta mucosa vascularizada recibe abundantes nutrientes y mensajes hormonales, lo que permite que los tejidos crezcan bien y experimenten una renovación celular constante: esto es lo que define una buena troficidad de la mucosa. Segregan el glucógeno del que se alimentan los lactobacilos, atrayendo a las bacterias ya presentes en el recto a este nuevo entorno donde su combustible es abundante. El ciclo hormonal se convierte en el metrónomo de la actividad uterina y de la producción de moco cervical.

Calidad de la mucosa, equilibrio de la microbiota, abundancia de secreciones… La salud y la funcionalidad de la mucosa vaginal dependen en gran medida de la impregnación estrogénica hasta la menopausia, cuando los ovarios dejan de producir estrógenos. Esto suele ir acompañado de cambios fisiológicos como el aumento del pH, la atrofia progresiva de la mucosa y la famosa sequedad vaginal.

 

 

Mucosa vaginal, prolapso y pesarios: ¿cuál es la relación?

 

En el tratamiento del prolapso, muchos o todos los síntomas pueden corregirse colocando un pesario adecuado. Sin embargo, algunas de nosotras optamos por un pesario que podamos ponernos y quitarnos a diario de forma independiente. Una mucosa seca y frágil puede resentirse rápidamente de estas manipulaciones frecuentes, y requerirá el uso de un buen lubricante a base de agua, y posiblemente un gel hidratante o un tratamiento hormonal, dependiendo del estado de troficidad de la mucosa.

De forma más general, las mujeres que utilizan un pesario y han llegado a la menopausia -y, por tanto, tienen una mucosa estadísticamente más frágil, más fina, menos elástica o incluso atrofiada- pueden experimentar molestias, tanto al manipular el pesario como al llevarlo puesto. Por lo tanto, para garantizar el éxito de un proyecto de pesario, es importante asegurarse de que la mucosa tolera bien la instalación del pesario: una mucosa irritada o frágil no será muy buena candidata para la instalación del pesario, ni para la calidad de su mantenimiento. Una mucosa fina y deshidratada tenderá a irritarse más fácilmente al contacto con el pesario, o a producir pequeñas hemorragias o secreciones abundantes, a veces embarazosas. Y la pérdida de elasticidad que esto conlleva puede impedir que el pesario se mantenga en su sitio y, por tanto, que cumpla su función.

Por eso, aunque no experimentes habitualmente síntomas relacionados con la sequedad íntima, cuidar tu mucosa vaginal garantizará tu comodidad y la eficacia del pesario. Por eso, los profesionales sanitarios comprueban la troficidad de la mucosa y suelen prescribir un tratamiento local, hormonal o no, con un pesario.

Es aconsejable iniciar este tratamiento local unas semanas antes de la consulta, lo que permite preparar bien la mucosa y realizar pruebas concluyentes… y más cómodas 🙂

Por último, un aspecto raramente mencionado pero sin embargo señalado por numerosos especialistas y estudios, ¡el mantenimiento de una buena troficidad de la mucosa ya puede ayudar a reducir los síntomas de un prolapso, o de una incontinencia urinaria! Se reducen las sensaciones de roce e irritación, se mejora la resistencia de los tejidos al peso de los órganos y se optimiza la eficacia del pesario.

 

 

Sequedad vulvovaginal: ¿por qué yo y qué puedo hacer?

 

Usted… y muchas otras con usted

Irritación, ardor, picor, dolor durante las relaciones sexuales o molestias al vestirse: estos síntomas, tristemente familiares, no son ni mucho menos su única preocupación: afectan a una de cada 2 mujeres a diario a partir de los 50 años, y hasta a una de cada 6 de forma ocasional. Es lo que se conoce como sequedad íntima, o sequedad de la mucosa vulvo-vaginal.

A la vista de las cifras, se trata de un problema bastante extendido, pero tabú: sólo el 17% de las mujeres oyen hablar de la sequedad vaginal a sus allegados, y menos del 40% de las mujeres afectadas se atreven a hablar de ello con su pareja, aunque estén directamente afectadas, aunque sólo sea por el impacto en la intimidad sexual. Por último, casi el 60% de las mujeres no tratan sus síntomas (¡y mucho menos las causas!), ⅓ de ellas porque no saben lo que padecen (1).

Si bien los profesionales de la salud abordan en gran medida la cuestión, la difusión y el intercambio de información sobre la existencia de soluciones pueden, no obstante, permitirnos optar por acudir a una consulta en lugar de aceptar las molestias, o cuidarnos de forma autónoma gracias a soluciones indicadas o recomendadas.

 

Busca la causa para encontrar la solución

Sequedad ocasional o permanente, sola o acompañada de infecciones repetidas… Tu culpable está en esta lista:

 

        1. Deficiencia de estrógenos

 

CAUSA 1: la menopausia.

La troficidad, elasticidad y vascularización de la mucosa se ven directamente afectadas, al igual que el mantenimiento de una flora sana.

¿Qué se puede hacer al respecto?

Existen geles altamente hidratantes, a base de ácido hialurónico y sin hormonas. Comercializados en tubos, cánulas monodosis u óvulos, pueden estar formulados con aloe vera o aceites vegetales y no contienen hormonas. El ácido hialurónico es una molécula presente de forma natural en nuestros tejidos, pero su cantidad disminuye con la edad. Almacena hasta 17 veces su peso en agua. Mantiene hidratadas las mucosas y acelera la cicatrización en caso de irritación o quemaduras. Sea cual sea la causa de la sequedad vaginal, estos productos alivian las molestias que provoca.

Si estos productos no son suficientes, puede ser necesario pasar a un tratamiento hormonal.

Su médico o ginecólogo puede sugerirle una terapia hormonal sustitutiva (THS o TRH) para la menopausia. Combina estrógenos y progesterona para compensar la disminución de la producción hormonal y la atrofia progresiva de las mucosas. Hay que tener en cuenta que a menudo se producen efectos secundarios, por lo que es cuestión de elegir en función de las propias sensaciones. También existen ciertas contraindicaciones (en particular, antecedentes de cánceres hormonodependientes).

También existen tratamientos hormonales locales, en forma de óvulos, cremas o anillos vaginales. Estos tratamientos tienen muchas menos contraindicaciones y sólo actúan localmente para restablecer la troficidad de la mucosa, por lo que no tienen efectos secundarios sistémicos.

Otras soluciones que no implican hormonas (o fitohormonas) pueden ayudar a reducir las molestias: los suplementos de omega 6 procedentes de los aceites de onagra y borraja, las inyecciones de ácido hialurónico en varias sesiones o el tratamiento con láser fraccionado también están disponibles para mejorar la troficidad de la mucosa y combatir el envejecimiento.

Atención: los únicos tratamientos reembolsados por el Assurance Maladie son los tratamientos a base de hormonas.

Para un uso más ocasional durante las relaciones sexuales o la inserción de dispositivos intravaginales, también pueden ser necesarios geles lubricantes de alta calidad que respeten la mucosa.

 

CAUSA 2: Períodos premenstruales y menstruales.

Algunas mujeres pueden experimentar molestias parecidas a las de una infección micótica, pero la flora no se ve afectada. Por tanto, los antifúngicos o los probióticos no corrigen los síntomas. Están relacionados con una caída natural de los estrógenos durante el ciclo hormonal, que es más acusada en algunas mujeres.

¿Qué se puede hacer al respecto?

El apoyo natural del estilo de vida puede regular este ligero déficit, mediante la limpieza del hígado, la infusión de salvia, el fortalecimiento de las glándulas suprarrenales y el control del estrés crónico. Cuando el flujo es ligero o antes de la menstruación, la aplicación de gel u óvulos de ácido hialurónico es un remedio rápido y eficaz para rehidratar y calmar la mucosa irritada.

 

CAUSA 3: Lactancia materna

A través de la producción de una hormona llamada prolactina, la lactancia también tiene un efecto inhibidor sobre la producción de estrógenos, lo que puede desequilibrar temporalmente la lubricación vaginal o alterar la flora, dejando la vagina vulnerable a la sequedad, la irritación, las infecciones por hongos o las infecciones bacterianas.

¿Qué se puede hacer al respecto?

Las soluciones locales antisintomáticas siguen siendo la mejor alternativa en esta situación.

 

        2. Un desequilibrio en la microbiota

 

Puede estar relacionado con una carencia de estrógenos (en cuyo caso, consulta las soluciones anteriores), pero no es la única causa. Los antibióticos son la primera causa de alteración de la flora, seguidos del estrés crónico, una higiene íntima inadecuada (a menudo excesiva -recuerda, la vagina no se lava sola, ¡se limpia sola!), las menstruaciones abundantes, el tabaquismo y el embarazo.

Cuando la flora se debilita, da paso al desarrollo de hongos o a la colonización de bacterias, creando una disbiosis. Las infecciones micóticas y bacterianas difieren en su naturaleza y, por tanto, en su tratamiento. La infección bacteriana se caracteriza por un olor característico a pescado podrido. Aparece cuando el pH se alcaliniza (aumenta) y se trata con antibióticos. Los síntomas persisten a pesar de la automedicación, y a menudo es necesario un diagnóstico. La infección micótica, que es más frecuente, se desarrolla en un entorno muy ácido y se trata con antifúngicos. En las farmacias se pueden adquirir óvulos y geles. Estas infecciones provocan síntomas de irritación, picor, molestias e incluso quemazón.

¿Qué se puede hacer?

Tomar probióticos vaginales ayuda a repoblar la microbiota, reforzarla y eliminar al intruso. En forma de óvulos, o tomados por vía oral como tratamiento de un mes, los probióticos combinados con prebióticos pueden tomarse de una a cuatro veces al año como medida preventiva. No todos somos iguales en cuanto a la calidad de nuestra microbiota, y algunas mujeres son naturalmente más vulnerables a los desequilibrios.

 

        3. Higiene personal inadecuada

 

 

Resumiendo: la vagina es autolimpiable, simple y llanamente. Despídete de las duchas vaginales y de la idea de que la vagina está sucia si no te la lavas.

¿Y qué hay que hacer?

Lava la vulva con agua, si es necesario utiliza geles de limpieza íntima suaves que sean adecuados para la vulva, y lleva ropa interior cómoda de algodón. Y eso es todo.

 

        4. Tomar determinados medicamentos

 

 

Antidepresivos, antihistamínicos, antihipertensivos, quimioterapias, tratamientos antiacné, tratamientos antiestrógenos para los cánceres hormonodependientes, ciertas píldoras anticonceptivas… Son muchos y complejos los mecanismos que intervienen, y todos ellos pueden provocar sequedad de las mucosas. Algunos tienen una acción atropínica, otros aumentan la producción de prolactina y algunos bloquean deliberadamente la producción de estrógenos con fines anticonceptivos o terapéuticos.

¿Qué se puede hacer al respecto?

Aparte de las soluciones ya mencionadas, como el gel de ácido hialurónico, sólo los médicos están autorizados a discutir con usted la mejor manera de adaptar su tratamiento para contrarrestar este efecto secundario.

 

 

Y actividad sexual regular (solo o en pareja)

 

Por último, a menudo se pasa por alto que la actividad sexual regular puede ayudar a prevenir la atrofia vulvovaginal y el famoso síndrome genitourinario de la menopausia, que suele ir acompañado de sequedad íntima.

La actividad sexual regular aumenta la vascularización vaginal, la distensión vaginal y el aporte de prostaglandinas y ácidos grasos.

Y si no es posible mantener relaciones sexuales, el uso regular de un juguete sexual, en particular un vibrador, también funciona muy bien. (2)

 

 

En conclusión

 

Tratar la atrofia vulvovaginal o la sequedad vaginal es importante por varios motivos: satisfacción sexual, molestias cotidianas, prevención de disbiosis o infecciones urinarias, mejora de los síntomas de los trastornos estáticos pélvicos (prolapso, incontinencia urinaria)…

Y es esencial para que el pesario sea eficaz y bien tolerado.

Habla con tu médico, tu farmacéutico, las mujeres de tu vida… y vuelve a sentirte cómoda.

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Fuentes

  1. https://www.crpce.com/actualites/la-secheresse-vaginale-un-trouble-frequent-mais-encore-tabou
  2. La ménopause en pratique, Chap. 18, Syndrome génito-urinaire de la ménopause – Claude Hocké © 2019, Elsevier Masson

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