Un trastorno muy común en las mujeres
La incontinencia urinaria es un trastorno de la micción (la micción es el acto de orinar) que se caracteriza por el flujo involuntario de orina desde la uretra. Comúnmente se conoce como pérdida de orina.
Al igual que el prolapso, con el que se asocia frecuentemente, la incontinencia urinaria sigue siendo un trastorno tabú, aunque afecta a un número muy elevado de mujeres (y hombres), de todas las edades. Al ser un tabú, es muy difícil determinar la prevalencia exacta de esta condición: muchas mujeres no se atreven a hablar o consultar sobre ello, por pudor, vergüenza o desconocimiento de las soluciones existentes. Se calcula que hay 4 millones de mujeres afectadas en Francia. Y esta cifra no para de aumentar, con el envejecimiento de la población y, en particular, con el aumento del número de mujeres menopáusicas.
Y, contrariamente a la creencia popular, la incontinencia urinaria no solo afecta a las personas mayores: afecta con frecuencia a los jóvenes (a partir de los 13 años), con buena salud y, en particular, a las mujeres deportistas, las embarazadas y las madres jóvenes.

Los diferentes tipos de incontinencia urinaria
Existen varios tipos de incontinencia urinaria, según el mecanismo que la desencadena. El tratamiento también difiere para cada tipo de incontinencia.
- Incontinencia urinaria de esfuerzo (alrededor del 50 % de los casos)
Se trata de una pérdida involuntaria de orina, no precedida por la necesidad de orinar, que se produce durante el esfuerzo físico por aumento de la presión intraabdominal: transporte de una carga pesada, deporte (correr, saltar…), reír, toser, estornudar…
La incontinencia urinaria de esfuerzo es la incontinencia más común en mujeres jóvenes (menores de 50 años).
- Incontinencia urinaria por urgencia o por vejiga hiperactiva (alrededor del 20 % de los casos)
Es una pérdida involuntaria de orina precedida por un impulso urgente e incontenible que da como resultado una micción que no se puede posponer, sin ningún esfuerzo físico (incluso durante la noche). A menudo hablamos de vejiga hiperactiva o de sensibilidad de la vejiga.
La incontinencia urinaria de urgencia es la incontinencia más común en mujeres mayores de 50 años.
- Incontinencia urinaria mixta (alrededor del 30 % de los casos)
La incontinencia urinaria mixta combina los síntomas y mecanismos de la incontinencia urinaria de esfuerzo y la incontinencia urinaria de urgencia.
A quién afecta la incontinencia urinaria
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Aunque también afecta a los hombres (en general, es más bien incontinencia por rebosamiento e incontinencia después de una cirugía de próstata), la incontinencia urinaria afecta sobre todo a las mujeres. De hecho, el hombre está naturalmente mejor protegido de la incontinencia gracias a su uretra, que es más larga, la glándula prostática, ubicada en la base de la uretra y que ayuda a bloquear el flujo de orina, y un esfínter más potente que el de la mujer.
La mujer, en cambio, ve socavado su sistema de continencia por el gran orificio que lo atraviesa, la vagina, y por factores obstétricos, hormonales y tisulares relacionados con el embarazo y el parto, así como con la menopausia.
La incontinencia urinaria se sigue asociando con demasiada frecuencia con la vejez y es un tabú. Sin embargo, este trastorno es muy común y puede ocurrir a cualquier edad. Las mujeres jóvenes se ven afectadas con frecuencia por la incontinencia urinaria de esfuerzo, en particular:
- Las mujeres deportistas
- Las mujeres embarazadas
- Las madres jóvenes
Se calcula que entre el 20 % y el 30 % de las mujeres sufren incontinencia urinaria durante el embarazo o después del parto.
La incontinencia urinaria de esfuerzo también es un trastorno frecuente a medida que se acerca la menopausia, debido a trastornos hormonales que afectan a la tonicidad de los tejidos y de las fibras musculares. Casi la mitad de las mujeres se ven afectadas por la incontinencia urinaria alrededor de la menopausia.
La incontinencia urinaria de esfuerzo en deportistas
En mujeres que practican habitualmente una actividad deportiva (ya sea de alto nivel o como aficionadas), el riesgo de padecer incontinencia urinaria de esfuerzo se multiplica por 2 en comparación con otras mujeres de la misma edad. Varios estudios revelan cifras significativas :
- Entre el 15 % y el 30 % de las deportistas sufren incontinencia urinaria.
- Hasta el 30 % de las mujeres deportistas que nunca antes han tenido un hijo experimentan pérdidas de esfuerzo.
- Hasta el 40 % de las atletas de alto nivel tienen pérdidas mientras hacen ejercicio.
Este trastorno también afecta a las adolescentes: se estima que casi el 10 % de las adolescentes sufren de incontinencia urinaria de esfuerzo, principalmente durante las clases de educación física en el colegio o en el instituto.
Las actividades deportivas de mayor riesgo son aquellas que implican una fuerte presión intraabdominal y debilitan gradualmente el sistema muscular y ligamentoso de la pelvis:
- Correr: entre un 25 % y un 40 % de las corredoras sufren incontinencia urinaria de esfuerzo, ya que cada zancada ejerce sobre el perineo una presión similar a la de una tos fuerte.
- En general, todos los deportes son de fuerte impacto perineal: salto, voleibol, gimnasia, tenis, baloncesto, danza…
Según un estudio, las pérdidas de orina llevan a casi la mitad de las deportistas a abandonar la práctica del deporte o a cambiarla. Y se estima que el 55 % de las deportistas llevan protecciones.
Sin embargo, tan solo entre el 5 % y el 30 % (según los estudios) de estas mujeres han hablado con un profesional sanitario, por pudor o vergüenza, o por desconocimiento de las soluciones de prevención y tratamiento que existen para combatir estos trastornos. Muchas mujeres consideran que las pérdidas de orina son inevitables.
¿La buena noticia? Existen soluciones eficaces, sencillas y sin riesgos.
Causas y factores de riesgo de la incontinencia urinaria de esfuerzo
Al igual que el prolapso, la incontinencia urinaria de esfuerzo se debe a una debilidad en el sistema de soporte de los órganos pélvicos. En el caso de la incontinencia, se trata en particular de una alteración del sistema de soporte de la vejiga o la uretra, formado por un conjunto de ligamentos y músculos, que se ve afectado. Cuando los ligamentos que mantienen los órganos en su lugar se estiran o dañan, no cumplen su función y los órganos se deslizan hacia abajo. Cuando los músculos del cinturón perineal sufren demasiado por la presión intraabdominal constante, no pueden realizar sus funciones y el problema se agrava. Y cuando la vejiga o la uretra dejan de estar en su sitio, la continencia ya no está tan bien asegurada.
Los factores que favorecen la aparición de trastornos de la continencia son por lo general idénticos a los factores que favorecen la aparición del prolapso genital. Los factores más importantes son los factores obstétricos y hormonales, pero varios factores médicos y el estilo de vida también ejercen un gran impacto.
Los diferentes factores que favorecen la incontinencia urinaria de esfuerzo
Cuanta más presión se ejerce sobre el perineo durante el embarazo y durante el parto, más riesgo se corre de desarrollar incontinencia urinaria de esfuerzo. Así, el peso y tamaño del bebé, las dificultades del parto, o incluso el número de partos, son factores que probablemente aumenten el riesgo de incontinencia después del parto o años más tarde.
Durante la menopausia, los cambios hormonales (particularmente la hipoestrogenia) promueven la pérdida de elasticidad y de tonicidad del tejido muscular y ligamentoso, lo que debilita el sistema de soporte de la vejiga y la uretra y puede causar un síndrome conocido como atrofia vulvovaginal. Entonces se acentúan los riesgos de la incontinencia urinaria de esfuerzo.
El estreñimiento o los trastornos respiratorios crónicos (tos violenta y frecuente, enfermedades alérgicas crónicas, tabaquismo) pueden, en última instancia, promover la aparición de incontinencia urinaria de esfuerzo al ejercer una fuerte presión sobre el perineo. La obesidad y el sobrepeso también son factores de riesgo importantes.
Ciertas actividades físicas contribuyen a alterar el perineo y el sistema de soporte de la vejiga y la uretra (correr y deportes de impacto en general, esfuerzos importantes en los abdominales). Este es también el caso de ciertas profesiones que requieren levantar objetos pesados con regularidad y, de manera más general, de todos los hábitos que provocan un cambio en la estática pélvica debido a posturas inadecuadas.
Un historial de cirugía pélvica, como la extirpación del útero (histerectomía), puede ayudar a alterar el equilibrio de la estática pélvica y aumentar las posibilidades de desarrollar incontinencia urinaria de esfuerzo.
El envejecimiento del tejido debilita mecánicamente el sistema de soporte de la vejiga y la uretra y favorece los trastornos de la continencia.
Incontinencia urinaria de esfuerzo y prolapso: ¿qué tienen que ver?
Con frecuencia, el prolapso y la incontinencia urinaria de esfuerzo van de la mano. Estas dos patologías suelen estar relacionadas y las causan los mismos factores que contribuyen al deterioro del sistema de soporte de los órganos pélvicos y del perineo.
Se estima que el 50 % de las mujeres con incontinencia urinaria de esfuerzo también sufren un prolapso de la vejiga (cistocele) más o menos avanzado.
En muchos casos, el prolapso puede causar la incontinencia urinaria de esfuerzo o agravarla. Es el caso del prolapso leve a moderado. Cuando la vejiga se desliza
hacia abajo, el mecanismo uretral se altera y deja de funcionar correctamente, lo que provoca pérdidas al hacer algún esfuerzo.
Por el contrario, cuando el prolapso es grave, suele esconder una incontinencia urinaria de esfuerzo: la presión que ejercen los órganos afectados por el prolapso es capaz de obstruir la uretra y, así, de impedir la pérdida de orina que normalmente se produciría durante un esfuerzo. A esto se le llama incontinencia enmascarada.
Por tanto, es muy importante, al considerar la cirugía de prolapso, asegurarse de que no haya incontinencia enmascarada, ya que, en ese caso, el riesgo es padecer incontinencia urinaria posoperatoria. Si se detecta incontinencia enmascarada antes de la operación, el cirujano puede adaptar la cirugía y tratar el prolapso y la incontinencia por separado.
Finalmente, un prolapso puede provocar, o acentuar, un fenómeno de urgencia miccional y la hiperactividad de la vejiga.
Se puede utilizar un pesario con fines de diagnóstico, ya que permite:
- En ausencia de pérdidas por esfuerzo, o si se han tenido pérdidas en el pasado, detectar cualquier incontinencia urinaria enmascarada por el prolapso. Una evaluación urodinámica también puede ayudar a identificar una posible incontinencia oculta.
- En caso de vejiga hiperactiva, identificar si el prolapso es la causa.
Solución y prevención
Existen 3 soluciones terapéuticas para corregir la incontinencia urinaria de esfuerzo. Estas soluciones no son mutuamente excluyentes, sino que pueden ser complementarias. Algunas pueden ser más o menos adecuadas según las circunstancias vitales, sus expectativas de embarazo, etc.
Ayuda a tonificar los músculos del cinturón perineal y corregir los malos hábitos posturales, respiratorios y de estilo de vida, y, por tanto, a mejorar el sistema de soporte de la vejiga y de la uretra. Un terapeuta especializado (kinesioterapeuta o matrona) supervisa la rehabilitación, pero la autorrehabilitación en casa también es importante.
Este pequeño dispositivo médico de silicona se inserta en la vagina para proporcionar soporte mecánico al perineo y recolocar correctamente los órganos, especialmente la vejiga y la uretra, para corregir la incontinencia urinaria de esfuerzo. Es una solución conservadora, flexible y reversible, que se puede utilizar de forma continuada, temporal u ocasional, como solución terapéutica o preventiva.
La solución quirúrgica es adecuada para mujeres para las que las dos primeras soluciones han fallado, no proporcionan un resultado satisfactorio o no son posibles. Consiste en colocar una tira fina debajo de la uretra, con el fin de restablecer el soporte adecuado y detener las pérdidas de orina. La operación se realiza por vía baja, es decir, a través de la vagina. El cirujano hace una pequeña incisión debajo del meato urinario para colocar el cabestrillo suburetral.
El pesario y la rehabilitación perineal son las soluciones de primera línea que se deben probar en primer lugar. Se trata de las llamadas soluciones terapéuticas conservadoras, es decir, que no implican ni tratamiento médico ni quirúrgico.
También hacen las veces de medidas preventivas. Ayudan a prevenir la aparición de la incontinencia urinaria de esfuerzo o previenen que empeore cuando esta comienza. La prevención mediante el uso de pesarios o la rehabilitación pelviperineal es particularmente importante para mujeres deportistas y embarazadas o madres jóvenes, así como para mujeres que realicen trabajos que requieran el transporte o la tracción de cargas pesadas.
El pesario: una solución sencilla y eficaz para corregir la incontinencia urinaria de esfuerzo
¿Cómo funciona?
El pesario es una solución mecánica simple que puede aliviar eficazmente los síntomas y trastornos asociados con la incontinencia urinaria de esfuerzo.
Cuando la incontinencia urinaria está relacionada con un prolapso de la vejiga (cistocele o cistóptosis), el uso de un pesario elimina los síntomas al devolver la vejiga a su posición original. En particular, es el caso de la incontinencia de urgencia o de la vejiga hiperactiva, causadas o acentuadas por un descenso de la vejiga.
Cuando la incontinencia urinaria está relacionada con una hipermovilidad cervicouretral o una insuficiencia esfinteriana, el uso de un pesario puede ayudar a corregirla al restaurar el soporte mecánico adaptado a la uretra y el cuello de la vejiga. Por tanto, el pesario ofrece el mismo soporte que los cabestrillos suburetrales colocados durante la cirugía.
La tasa de satisfacción de las mujeres con incontinencia urinaria de esfuerzo que utilizan un pesario como solución terapéutica es alta. Según algunos estudios, alrededor del 60 % de las mujeres que usan un pesario contra la incontinencia urinaria de esfuerzo siguen usando esta solución a largo plazo.
¿Qué pesario escoger para la incontinencia urinaria de esfuerzo?
Dependiendo de las causas de la incontinencia urinaria de esfuerzo y de la propia anatomía, hay ciertos tipos de pesarios pueden ser más adecuados.
Los pesarios uretrales como el de plato uretral están diseñados específicamente para corregir la incontinencia urinaria de esfuerzo, ya que actúan tanto sobre la colocación de los órganos (y, en particular, de la vejiga) como sobre el mecanismo del esfínter uretral. Estos pesarios tienen un «botón» que, al colocarse debajo del esfínter, ofrece el apoyo adecuado y permite recuperar el control sobre la micción. Es importante comprobar con regularidad que el botón del pesario sigue en la posición correcta. De lo contrario, dejará de proporcionar un soporte eficaz a la uretra y pueden reaparecer las pérdidas. Para volver a colocar el botón en el lugar correcto, simplemente desliza el dedo y gira el pesario hasta la posición correcta.
El pesario de cubo y el de dónut también suelen recomendarse.. Por su forma y el volumen que ocupan en la vagina, estos pesarios también permiten actuar tanto sobre la colocación de los órganos como para proporcionar un apoyo eficaz a la uretra.
El pesario como complemento de otras opciones de tratamiento.
Si el pesario es una solución terapéutica eficaz por sí sola, como alternativa a la cirugía, también es de gran utilidad como complemento a la cirugía o a la rehabilitación perineal.
En particular, permite anticipar los efectos de una posible cirugía, simulando la recolocación de los órganos que realizará el cirujano durante la operación. Incluso si esta cirugía está muy bien controlada, y los posibles fallos se detectan y son fácilmente identificables durante el examen del cirujano y durante la evaluación urodinámica, el pesario puede ser un complemento útil para saber cómo afectará la cirugía a tus síntomas. También permite, al operar un prolapso, comprobar que no hay incontinencia enmascarada y que la incontinencia urinaria no aparecerá, o no se acentuará, tras la operación.
Finalmente, es habitual tener que esperar unas semanas, o incluso unos meses, antes de la operación, ya sea por motivos médicos, por motivos de organización personal o profesional, o por la disponibilidad del cirujano. No tienes por qué esperar la operación padeciendo incontinencia urinaria u otros síntomas. El uso de un pesario mientras esperas hasta la cirugía te permite vivir con normalidad y participar libremente en las actividades que desees.
Lo mismo ocurre con su rehabilitación perineal: los efectos, por supuesto, no son instantáneos, por lo que puede resultar beneficioso usar un pesario hasta que el resultado de la rehabilitación sea satisfactorio y haya aliviado suficientemente sus síntomas. También puede conservarlo para situaciones o necesidades específicas.
[1] https://www.sphere-sante.com/incontinence-information/chiffres-incontinence.html
[2] Y. ABITTEBOUL, F. LEONARD, L. MOULY, D. RIVIERE, S. OUSTRIC, « Incontinence urinaire chez des coureuses de loisir de marathon 2012 »